Soñé con caballos desbocados. En el descampado al lado del bar, se liberaban de sus bridas y riendas furiosos. Eran muy peligrosos y estaban muy cerca. Corríamos mi padre y yo de la mano para huir de ellos. Nos paramos cansados a un lado de la calle llena de escombros para que nos pasaran de largo, pero atrás quedaron algunos animales. Dudamos entre seguir corriendo o estar muy quietos para pasar desapercibidos. El faro de un coche lejano ilumina a un animal que está junto a otro que yace vencido por el primero que resulta ser un enorme toro negro que me está mirando a los ojos en ese momento. Me quedo muy quieta mirando sus ojos muerta de miedo, escuchando la respiración fuerte y agitada de mi padre que estaba sentado a mi lado. El faro del coche se apaga dejándonos en la negrura más absoluta y no puedo distinguir ya al toro.
Estábamos como de vacaciones en otro lugar. Antes de ver los caballos desbocarse a la salida del bar, estábamos sentados en la terraza con mi madre. Estábamos bien. Mi padre en actitud cariñosa conmigo, me hacía cosquillas. Pasa un burrito y me pone la pata encima que pesa mucho, y me quejo y me refugio en mi madre.
Me desperté con el corazón latiendo a mil.
No pude evitar mirar inmediatamente el significado de soñar con caballos, toros y con padres, así como el significado de estos animales tótem. Lo cual no me reveló nada demasiado nuevo sobre mí. Aun así el realismo y la ferocidad de los caballos me inquieta.
La ciudad de Elena 