– Baja, corre!- le digo a Carlos cuando veo que nos hemos quedado solos en el vagón de tren y que el tren está parado más tiempo de la cuenta.
Andamos de prisa hacia adelante y vemos que vagón tras vagón todos están vacíos.
– En ese hay un chico. Volvamos a entrar.
El tren se pone de nuevo en marcha pero en dirección contraria a la que íbamos, o sea, volvíamos atrás. -Perdona…- le pregunto al chico-, este tren para en El Prat?
Nos responde que sí. Pasados unos minutos de marcha, el tren se queda parado en medio de la negrura de un túnel. Pasados diez minutos sin que aquel tren diera señales de querer moverse, le vuelvo a preguntar al chico, que gracias a dios era de la zona y muy simpático: -Es normal que el tren esté así parado tanto rato?-. Me responde que sí, que a veces está parado porque es un tramo estrecho y espera que pase otro tren, y que en ocasiones puede estar hasta media hora parado. A los veinte minutos una voz metálica que apenas se entiende, comunica a través del altavoz que había un tren averiado cerrándonos el paso.
La entrada de la estación de tren de El Prat en Barcelona es lúgubre, sucia, parece abandonada y salida de un apocalipsis zombi. Y nosotros que no estamos acostumbrados a coger trenes ya que en Ibiza de transporte público solo tenemos buses y pocos, y nadie que tenga coche los coge tampoco porque las combinaciones para llegar a según qué sitios son muy malas y a muchos ni siquiera hay… Sin embargo he viajado bastante y he cogido trenes en otras ciudades y nunca me había pasado esto antes. Es normal? El chico del vagón nos dijo que «no se puede venir al tren con prisa ni si tienes que llegar a un lugar a una hora concreta». Esto me sorprendió. Cómo hay gente entonces que coge aún ese tren ante tamaña incógnita del trayecto y su hora de llegada?
La ciudad de Elena 