He estado un tiempo ausente. Los cambios de turno, que me han descolocado un poco, y preparar un viajecito a Ámsterdam y sus alrededores, me han mantenido ocupada y lejos de estos lares.
Pues parece que voy a dejar este estrambótico turno de 7 noches seguidas de trabajo, seguidos de 7 días libres. En parte me hacía falta el cambio. Romper esta cadena de semanas oscuras y semanas claras en las que vivía en un eterno jet lag. Pero por otra parte lo echaré de menos por la libertad que me otorgaba tener tanto tiempo libre seguido, pensar que cualquier mes del año podía realizar una escapada, poder desconectar del trabajo… También echaré de menos el sentir que no vivía igual que el resto del mundo, la calma de las noches en la oficina amenizadas por las voces de los locutores de radio…
No abandono el turno de noche del todo (y no de manera voluntaria), pero ahora los turnos serán rotativos. Un variadito de mañanas con sus madrugones, tardes eternas que empiezan justo después de comer y se alargan hasta bien entrada la noche, y noches que nos volverán el cuerpo del revés para después, tras un par de días de descanso para devolver el cuerpo a su sitio, volver a empezar la rueda.
De todos modos, prefiero eso que una jornada partida, en la que sientes que estás todo el santo día en el trabajo menos sábados y domingos. ;-).