Un placer: Cuando después de escuchar y leer cientos de veces que debes amarte a ti mismo, empiezas a vislumbrar lo que eso significa de verdad. Y aunque el amor que sientes por los demás, no venga de vuelta a ti, ver que eso no lo condiciona, y dejarlo fluir en tu corazón, colmándote, sin expectativas. No sintiendo necesidades que no puedas satisfacer por ti mismo , y dejando que el amor que sientes por ti rellene esos huecos.
Un dolor: Cuando tu entorno espera que seas una persona que no eres. Y lo peor… Saber que, aunque fueras esa persona, no tendrían suficiente, y pedirían más, y más, hasta dejarte vacío y sin energía.
Una respuesta a “Un placer, un dolor 40”