Te das cuenta de que has idealizado a alguien cuando reparas en que es algo unilateral. Que desapareciste en un rincón desierto de la memoria de ese alguien, diluído en tantos otros recuerdos sin importancia. Un día, sencillamente, te das cuenta de que la historia sólo regresa a ti. Sólo cobra vida en ti. Y la experiencia se convierte en individual en lugar de compartida…
«Esta bella imagen la he encontrado en un blog que me ha encantado: Vintage, el glamour de antaño. Quizás por la novela Asesinato en el Orient Express, la imagen me resulta muy agatesca.»
Sí… a ti te cambió la vida. Y sin esa experiencia no hubieras podido vivir. Porque hay cosas que hacen que, pese a la frustración y la rabia de su fin, la vida merezca la pena.
Hay un lugar al que siempre desearé volver. Lejano y duro. Espiritual y tierno. La palabra viajar toma un sentido diferente cuando pienso en ese lugar y en el estado personal en el que lo recorrí. Si regreso algún día, otra alma habitará en mí. Y otros ojos lo verán, que no serán los míos aunque se les parezcan. Y el lugar, por supuesto, no será el mismo, ya que cambiará ante la nueva mirada que reproducirá, eso sí, la misma retina, algo más gastada ahora, los paisajes que jamás creí que llegaría a ver.