Recorté las revistas de viajes que tenía por casa. Folletos y catálogos buscando una aventura que al final quedó ahí, pegada en la estantería.
Recorté todas las imágenes que me sugerían algo, y decoré una estantería aburrida que tenía en el salón, la pinté de color naranja, y ahí está, la mar de divertida. Acentuando el alma que quise darle a mi renovado saloncito. Y de paso, cuando la miro, me recuerdo el montón de cosas que me quedan por ver y por vivir.
Pues por lo que se ve en la foto, te ha quedado genial! No hay nada mejor que tener una decoración personal en el lugar en que uno vive. Y además, mirando esa estantería, poco a poco pasarán de ser cosas «pendientes de» a ser parte de tus recuerdos. Muy bonito!
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